XI jornada napoleonica en Cogolludo, Guadalajara – 30 de Junio del 2018

 

 

 

Cogolludo, 30 de Junio

Un nuevo viaje en el tiempo da comienzo en Cogolludo. Destino: año 1810…

La Plaza Mayor, presidida por el imponente Palacio de los Duques de Medinaceli acoge su mercado goyesco. Sones de gaitas y dulzainas dan la bienvenida a quiénes se internan entre sus puestos de artesanos y comerciantes.

La entrada de miembros de la partida de Juan Martín, “el Empecinado”, nos recuerda que la Guerra de la Independencia sigue librándose por estas tierras. Los guerrilleros reparten entre las gentes todo aquello que han podido capturar de los franceses.

Los soportales que flanquean la Plaza dan un buen cobijo a su sombra para reponer fuerzas con una comida en hermandad para lo que ha de venir.

La música tradicional de Cogolludo, a cargo de su grupo de folclore, preludia la llegada a la villa de Juan Martín, “el Empecinado”. El “Terror de los Franceses”, el bravo caudillo español, al frente de sus tropas hace entrada en el pueblo.

La alegría ante el retorno de los suyos embriaga a las gentes de Cogolludo cuando un grito, como un mal presagio, anuncia la llegada de un correo francés. Porta una carta del General Hugo, para el bravo guerrillero español. En ella, ante la imposibilidad de capturar o derrotar a tan temible enemigo, le ofrece unirse a las huestes imperiales de Napoleón. Juan Martín, indignado ante tan deshonesta proposición contesta orgulloso y tajante en otra misiva si sólo quedara un soldado mío, aún no se habría concluido la guerra; porque todos ellos a imitación de su Jefe han jurado guerra eterna a Napoleón y a sus viles esclavos que le siguen.” La respuesta de “el Empecinado”, es la voz de la guerrilla.

La exhibición ecuestre “Pura Pasión Ecuestre” sucede al famoso intercambio de cartas, tras el cual, la villa de Cogolludo se apresta a la defensa en torno a su líder ante la inminente llegada de los franceses, espoleados por las orgullosas palabras de “el Empecinado”.

La llegada de la noche trae consigo al ejército francés, dispuesto a castigar la arrogancia del adalid castellano. El estruendo de los cañones precede a la desigual lucha cuerpo a cuerpo. El humo y la destrucción se adueñan de la villa. El silencio, roto por el triste llanto de una guitarra, acalla el fragor de la batalla…

MÁS DE 200 AÑOS DESPUÉS, LA HISTORIA SE VIVE EN COGOLLUDO

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